La próstata es una glándula que está ubicada justo por debajo de la vejiga del varón. Posee el tamaño de una nuez, y tiene como función, junto a los testículos y las vesículas seminales, producir semen. Está atravesada por la uretra, que conecta la vejiga con el exterior a través del pene, y permite evacuar la orina.
Cuando la próstata se enferma aumenta de tamaño y comprime la uretra. Debido a este mecanismo, el varón con enfermedad prostática puede sufrir una serie de trastornos urinarios tales como dificultad para iniciar la micción, aumento de frecuencia y urgencia miccional, sensación de vaciado incompleto e incontinencia urinaria. Es importante que ante la aparición de alguno de estos síntomas se realice una consulta con un profesional.
En los últimos años varios estudios demostraron que gracias a la aplicación de programas de diagnóstico temprano aumentó la detección de tumores curables, y disminuyó la mortalidad a causa del CAP. La detección temprana se asocia a un mayor índice de curación y se realiza mediante un control urológico a medida de cada paciente, según su edad y la presencia o ausencia de factores predisponentes.
El examen digital rectal (o tacto rectal) y el antígeno prostático específico en sangre (PSA) son los pilares del diagnóstico temprano. Existen opciones terapéuticas para todos los casos de CAP. No obstante, no todos requieren tratamiento y muchos pacientes solamente serán observados. El CAP es una enfermedad polifacética que requiere de un enfoque específico para cada individuo. El desarrollo de nuevas tecnologías como la radioterapia de intensidad modulada, la braquiterapia y la cirugía de mínima invasión permiten tratar los tumores malignos en estadios tempranos con mínimas consecuencias para la calidad de vida del paciente.
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