El VPH (Virus del Papiloma Humano), más conocido como HPV por sus siglas en inglés, es un virus que forma parte del grupo de las infecciones de transmisión sexual. Existen aproximadamente 100 tipos diferentes de VPH que afectan al hombre y la mujer, algunos de ellos se denominan de alto riesgo oncogénico y pueden causar lesiones que deriven en distintos tipos de cáncer, el más frecuente el ellos: cáncer de cuello de útero.
El 70% de las mujeres y hombres pueden estar en contacto con el virus, al menos una vez en su vida; también se sabe que en alrededor del 90% de los casos el virus se elimina espontáneamente, por la inmunidad de la persona infectada.
En aquellos casos en los cuales la infección no desaparece y persiste en el tiempo, puede llevar al desarrollo de lesiones que, si no son detectadas y tratadas a tiempo, pueden conducir al desarrollo del cáncer. Se estima que aproximadamente el 80% de las mujeres sexualmente activas están en riesgo de contraer la infección por VPH durante el transcurso de sus vidas. Los virus VPH tipos 16, 18, 45, 31 y 33 son los responsables de aproximadamente el 83% de los casos de cáncer de cuello de útero en América Latina. Esta dolencia afecta a cerca de medio millón de mujeres en el mundo cada año y es el segundo cáncer más frecuente en mujeres menores de 45 años de edad (luego del cáncer de mama).
El VPH puede manifestarse con la aparición de verrugas en el área genital principalmente, si bien estas pueden aparecer también en la zona anal o incluso en la cavidad oral. Puede hacerse evidente en la vagina o en el cuello uterino durante el examen ginecológico, detectarse mediante la prueba del Papanicolaou o con el uso de pruebas moleculares específicas. El control médico es imprescindible para la detección.
El 90% de las mujeres que se infectan por el virus de VPH presentan una respuesta inmune que elimina la detección del virus dentro de los siguientes 24 meses. El 10% restante son aquellas que presentan la infección de forma persistente y en quienes es mayor el riesgo de presentar las lesiones premalignas o cáncer del cuello uterino.
El contagio del VPH se produce eminentemente por relaciones sexuales. La posibilidad de contagio no sexual es casi nula. El riesgo de adquirir la infección por VPH está presente durante toda la vida sexual activa, sin embargo, es en la adolescencia cuando este riesgo es mayor.
Para disminuir las posibilidades de contagio del VPH hay que considerar las recomendaciones para un sexo seguro. A mayor número de parejas sexuales mayores posibilidades de contagio de VPH y de cualquier enfermedad sexualmente transmisible. Las relaciones sin el uso de métodos de barrera (preservativo) aumentan el riesgo de infección también. Obviamente el uso de la vacuna contra el VPH genera una inmunización en contra de algunos tipos del virus, sin embargo no tendría por qué eximir de los cuidados de una sexualidad responsable. La Vacunación contra el VPH es sin duda la mejor estrategia individual para prevenirlo, pero debe estar obligatoriamente acompañada por todas las demás medidas que disminuyan el riesgo de adquirir la infección y por promulgar por un adecuado y sistemático control ginecológico.
Sostener un plan de consultas médicas periódicas es importante para el control y para facilitar el acceso a la información. La infección por VPH muchas veces pasa desapercibida para quienes los sufren hasta que su ginecólogo, en un chequeo de rutina lo diagnostica.
Se recomienda a todas las mujeres realizarse el Papanicolaou (Pap) regularmente, según la indicación de su médico. Esta prueba detecta las alteraciones celulares de manera que puedan ser evaluadas por el profesional de cabecera y él sea el encargado de definir la conducta a seguir.
Se considera que el uso del preservativo disminuye el riesgo de contagio en una relación sexual en aproximadamente el 70%. Generalmente se indica su uso aun en una pareja estable hasta que la infección por el VPH no sea más detectable.
La transmisión vertical, es decir de madre a hijo, puede producirse especialmente en el momento del nacimiento en el parto vaginal en pacientes que presentan en ese momento lesiones por VPH de importante magnitud. Solamente en esos casos se indica el nacimiento por cesárea como forma de prevenir el contagio.
Existe riesgo de contagio en el sexo oral, por eso la recomendación del uso de métodos de barrera en toda modalidad de relación sexual. La vacuna contra el VPH ha demostrado disminuir también la posibilidad de contagio a través de esta vía.
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