El bostezo, algo tan común y cotidiano, sigue siendo uno de los comportamientos de los vertebrados que los científicos menos comprenden.
Es que no se sabe exactamente por qué ocurre. Suele producirse por sueño o fatiga: investigaciones han demostrado que la mayor cantidad de bostezos suceden en las horas previas a acostarse y al recién levantarse.
Pero también lo hacemos por aburrimiento, y nos «contagiamos» al escuchar hablar del bostezo o al ver a alguien bostezar. De hecho, muchos científicos han empezado a considerar las funciones comunicativas o sociológicas de este comportamiento.
Por otro lado, el bostezo se relacionaría con el estrés y el peligro, y también con algunas enfermedades.
El bostezo excesivo es aquel que se repite más de una vez por minuto, y «puede ser síntoma de un problema médico», define el neurólogo del Hospital Alemán, Alejandro Caride. Por ejemplo:
Ciertos medicamentos también podrían producir el bostezo excesivo, agrega Caride.
Reptiles, aves, mamíferos y peces suelen bostezar ante la presencia de un depredador. En las personas pasaría algo similar en situaciones de tensión. ¿Por qué?
Como la fiebre, el bostezo sería un intento del cuerpo de «defenderse», explica el Dr. Harry Campos Cervera, psiquiatra miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina. «Bostezamos para tener una mejor respuesta al estrés. Al bostezar, aumenta en el cuerpo el nivel de cortisol, la hormona del estrés, para hacer frente a la situación de tensión», añade. En otras palabras, nos preparamos para luchar o para huir.
Otra teoría es que bostezar ayudaría al cerebro a mantener una temperatura óptima de 98.6°F (37°C), según Andrew Gallup, profesor asistente de psicología en la Universidad Estatal de Nueva York.
Gallup sostiene que esto es clave, porque una cabeza «caliente» puede conducir a reacciones lentas o peor memoria, recopila la revista Wired. Entonces, sería importante mantener al cerebro «frío» ante una situación de potencial peligro.
¿Cómo darse cuenta si el bostezo se debe a una situación de estrés? Si este fuera el disparador, debería desaparecer al recuperar la calma. De lo contrario, si se sigue bostezando en exceso, convendría consultar a un médico.
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