Son muchas las consecuencias para la salud ante una intoxicación por un escape de gas. La principal es la falta o colapso de oxígeno que se produce en el organismo. Y sus consecuencias se traducen en síntomas puntuales como náuseas, cefaleas, mareos, convulsiones o vómitos, dependiendo de la concentración del gas y el tiempo de exposición.
El gas tiene un compuesto altamente inflamable -metano- que puede tener efectos no deseables para al salud cuando se inhala. No es venenoso en cantidades pequeñas, pero el peligro aumenta cuando la cantidad se eleva.
Contrariamente a lo que ocurre con el monóxido de carbono que se trata de una gas venenoso -que no se ve y que no se huele-; el escape de gas provoca un olor penetrante y nauseabundo.
La médica toxicóloga del Hospital Alemán Marta Braschi resaltó a Infobae que el principal riesgo de inhalar gas es el de intoxicación: «La principal consecuencia de la intoxicación con gas es la falta de oxígeno, que en el organismo impacta en todos los órganos», destacó la especialista, y enumeró los principales síntomas que podrían experimentar las personas que se encuentran en los alrededores: «Náuseas, cefaleas, mareos, vómitos, dependiendo de la concentración del gas y el tiempo de exposición. Y cuando la concentración es mayor, pueden manifestarse pérdida de los reflejos y la conciencia o convulsiones».
Quienes tienen mayor riesgo de intoxicación son los niños pequeños, los adultos mayores, las personas con enfermedades cardíacas y/o pulmonares, los fumadores, pudiendo provocar alguna sintomatología o la muerte.