Tipos de Cáncer

Tiroides

Información básica

La glándula tiroides produce una sustancia química (hormona) llamada tiroxina. Esta hormona circula por el cuerpo y regula la velocidad en que todos los procesos bioquímicos del organismo suceden.

El cáncer de tiroides es el cáncer endocrinológico más frecuente; sin embargo, es raro en comparación con otros cánceres.

Prevención

Debido a que en la mayor parte de los pacientes el cáncer de tiroides se desarrolla sin conocerse la causa, no existe forma de prevenirlo. La concientización en cuanto al chequeo médico periódico (consultas, ecografías, etc.) es el arma principal con la que cuenta la medicina actual para diagnosticar y tratar estos cánceres. En pacientes con riesgo aumentado para desarrollar un cáncer de tiroides (historia familiar de cáncer de tiroides, exposición a radiación, etc.) estos controles debieran ser más estrictos.

Población de Riesgo

El cáncer de tiroides es más común en personas con historia de exposición de la glándula tiroides a la radiación, con una historia familiar de cáncer de tiroides y en personas mayores de 40 años. Sin embargo, en la mayoría de los pacientes, no se conoce la razón específica por la que se desarrolla.

La exposición de la tiroides a la radiación puede causar cáncer en pacientes susceptibles, especialmente si la exposición ocurrió durante la infancia (tratamientos para acné, linfomas, etc.). La exposición a los rayos X de rutina (por ejemplo rayos X dentales, radiografías de tórax y mamografías) no causa cáncer de tiroides.

Diagnóstico

Aunque el diagnóstico de cáncer suele ser aterrador, el pronóstico para los pacientes con cáncer de tiroides es usualmente excelente. En primer lugar porque la mayoría de los cánceres de tiroides son fácilmente curables con cirugía. Segundo, porque el cáncer de tiroides rara vez produce dolor o incapacidad y tercero porque existe un tratamiento efectivo y fácil de tolerar para las formas más comunes de cáncer de tiroides.

El primer paso en el diagnóstico de un cáncer de tiroides es el diagnóstico de un nódulo tiroideo. Este puede ser detectado en un autoexamen por el propio paciente o durante un chequeo médico, ya sea mediante el examen físico o por una ecografía cervical. Generalmente estos nódulos son asintomáticos y la función de la glándula tiroides es normal. El diagnóstico del cáncer de tiroides se hace en base a una biopsia por punción de un nódulo tiroideo o después que el nódulo es removido durante la cirugía. Aunque los nódulos tiroideos son muy comunes, menos de 1 en cada 10 contiene un cáncer de tiroides.

Tratamiento

  • Cirugía: Es el tratamiento primario de todas las formas de cáncer de tiroides. Generalmente se recomienda extraer toda la glándula, o la mayor cantidad de tejido tiroideo que puedan extraer de una manera segura. Los ganglios de la región central o lateral del cuello también pueden ser resecados cuando están comprometidos sin que esto modifique el muy buen pronóstico de la enfermedad. Después de la cirugía, los pacientes necesitan tomar hormona tiroidea de por vida. Con frecuencia, el cáncer de tiroides se cura con sólo la cirugía, especialmente si es pequeño. Si es grande o si se ha extendido a los ganglios linfáticos del cuello, o si el médico considera que se tiene un alto riesgo de recurrencia, el yodo radiactivo puede ser utilizado para destruir las células tiroideas cancerosas que puedan quedar después sacar la glándula tiroides con la cirugía.
  • Terapia con yodo radiactivo: Una de las principales razones por la cuales los pacientes con cáncer de tiroides tienen generalmente un pronóstico excelente, es que el yodo radiactivo puede ser para buscar y destruir las células tiroideas cancerosas con mínimo o ningún daño a los otros tejidos del cuerpo. Las células tiroideas normalmente concentran el yodo de la sangre para usarlo en la producción de las hormonas tiroideas. En contraste, las células cancerosas de la tiroides captan sólo una pequeña cantidad de yodo. Sin embargo, los altos niveles circulantes de la hormona estimulante de la tiroides (TSH) pueden estimular a las células cancerosas de la tiroides para que capten cantidades significativas de yodo. El tratamiento con yodo radiactivo es seguro y es bien tolerado.