El aislamiento producto de la cuarentena puede afectarnos, de forma negativa, en innumerables aspectos. Algunos de ellos pueden ser la incertidumbre por el mañana, padecer temores de contagios propios y de nuestros seres queridos, soportar problemas económicos por falta de trabajo o sentir angustia por encontrarnos encerrados.
Todo este contexto excepcional del cual no tenemos antecedentes nos puede provocar mucho estrés y ansiedad, generando un círculo vicioso que empeora, aún más, nuestro estado emocional.
Es importante entender que el estrés no tiene por qué asustarnos o reprimirnos, sino que debemos buscar la mejor forma de transformarlo en algo positivo. Para reducir la presión y bajar los niveles de ansiedad, compartimos los consejos simples y útiles: