Las patologías psicosomáticas abarcan síntomas y dolencias sin alteraciones en dimensiones biológicas, anatómicas o fisiológicas, generando problemas diagnósticos y también terapéuticos. Se los define como síntomas medicamente no explicables.
Según ciertos estudios, es usual que al menos 1 de cada 4 personas que van a su médico de cabecera, lo hagan por somatizaciones. Además, se sabe que afectan a más del 10% de la población mundial, sin importar el género.
Hay tres tipos de sintomatología , la más frecuente son los dolores injustificados médicamente, también las alteraciones en el funcionamiento de órganos sin lesión o causa justificada, y la fatiga. La dispepsia funcional, el síndrome de intestino irritable, síndromes dolorosos (desde dolores articulares, cefalea o dolores lumbares o cervicales) o fatiga crónica, son ejemplos. Es frecuente que el paciente pase de un síntoma a otro deambulando por consultas médicas y estudios, sin abordar la causa anímica subyacente
También, otros cuadros menos frecuentes, como episodios de dolor torácico (descartadas causas cardiovasculares) o síntomas urogenitales.
Cabe destacar, que este desequilibrio entre el cuerpo y la mente, puede provocar la disminución de las defensas y, por tanto, resultar más vulnerables ante los agentes externos, aumentando nuestras posibilidades de enfermarnos.
A continuación, el Dr. Rolando Salinas, Jefe del Servicio de Psiquiatría, plantea una serie de factores de riesgo para el desarrollo de trastornos interpretados como somatización:
Por último, el Dr. Salinas nos cuenta cómo se abordan los casos de sospecha de esta afección.
Como primera medida, se debe definir si un síntoma es producto de un trastorno psicosomático. Para ello, debemos hacer una consulta médica. Así, se realizará una evaluación que abarque los tratamientos y se identificará si la dolencia tiene origen somático.
El tratamiento de los casos en que se presentara una posible afección psicosomática, debe tener como eje el abordaje multidisciplinario, por medio de médicos generalistas o especialistas, tratamientos de rehabilitación y un seguimiento por psicólogos o psiquiatras, según corresponda.
Y también, se da lugar a terapias alternativas como meditación, yoga y mindfullnes, dependiendo la patología en cuestión.