El cáncer de piel aumenta año tras año. Probablemente en poco tiempo sea el cáncer más frecuente del ser humano, en gran parte debido a la exposición indiscriminada al sol.
La mayoría son curables, pero en algunos casos pueden producir metástasis y comprometer la vida del paciente, por lo que no hay que minimizarlos. Que el cáncer esté localizado en la piel no significa que sea menos grave.
El control de lunares o nevos debe ser anual y tiene que realizarse con el dermatólogo.
Hay determinados casos en los que el control tiene que ser más frecuente:
Hay lunares que son más difíciles de controlar y por ello requieren un seguimiento más estricto. Estos son aquellos que se alojan en el cuero cabelludo, palmas, plantas, genitales y región umbilical.
Se debe consultar de inmediato a un dermatólogo en caso de notar:
Se extraen lunares cuando existe sospecha de malignidad. Extraer lunares no implica ningún riesgo, eso es un mito.
Hay lugares del cuerpo que pueden desarrollar cicatrices anormales luego de la cirugía de un nevo. Las zonas más comunes donde esto ocurre son los hombros, el pecho y la parte superior de la espalda. Si el lunar tiene indicación médica de extirpación, hay formas de tratar esa cicatriz. Si la persona se lo quiere sacar por razones meramente estéticas, es preferible no hacerlo o charlarlo con su médico.