El monóxido de carbono es un gas tóxico, incoloro, inodoro, no irritante y que resulta de la combustión incompleta de productos carbonados.
Al ingresar en nuestro organismo, este gas ocupa el lugar del oxígeno en nuestra hemoglobina, por lo cual deja a la sangre sin la posibilidad de ofrecerle oxígeno a nuestros tejidos, generando la intoxicación.
Las intoxicaciones por monóxido de carbono aumentan en la época invernal, ya que los elementos que liberan este gas son:
Estas son las fuentes más comunes de accidentes caseros, pero no debemos olvidar las industriales como las emanaciones de las fundidoras de acero, las embarcaciones que no tienen el mantenimiento adecuado o el humo de incendios.
El síntoma más común es el dolor de cabeza, pero también se puede sentir:
Si fue producto de un accidente casero, lo primero es salir del lugar donde se produjo la intoxicación y lograr aireación.
Si estamos hablando de un accidente en donde el paciente emanó grandes cantidades de monóxido de carbono, hay que llamar al centro de emergencias más cercano. Es prioritario que reciba lo más rápido posible oxígeno en altas concentraciones, para que esta gas ocupe el lugar del monóxido en el cuerpo de la persona intoxicada.
La primera medida preventiva es dejar ventilados los ambientes en donde haya elementos que generen combustión, sin importar que sean nuevos o funcionen bien, ya que igualmente generan monóxido de carbono.
Sugerencias para evitar accidentes
El tratamiento va a depender de los síntomas del paciente, los cuales van a indicar si la intoxicación fue grave o leve. Es necesario prestar mayor atención en los pacientes muy jóvenes o en los muy ancianos.
Si la persona sufre cefalea o síntomas menores, se coloca oxígeno en una alta dosis, mediante una máscara nasal con reservorio, y se deja que el paciente se vaya recuperando solo. En estos casos no se necesitan mucho más exámenes complementarios y rápidamente se otorga el alta.
En casos en donde el paciente se encuentre más comprometido, por ejemplo si estuvo en un incendio, hay que realizarle más estudios, como electrocardiograma o análisis de sangre. A través de estos se busca detectar posibles complicaciones, como un infarto, un edema de pulmón, o insuficiencia renal.
En cuanto al tratamiento en sí, primero se intenta darle oxígeno en altas dosis a través de una máscara. Si no mejora, o si la intoxicación fue muy severa, se lo deriva a cámaras de oxigeno hiperbárico, en donde la presión administrada es más fuerte.
La elección del método a utilizar en cada caso estará a cargo del profesional médico, de acuerdo con las características de cada paciente.
Es la que se da habitualmente entre los trabajadores que están expuestos durante mucho tiempo a emanaciones fuertes de monóxido de carbono, como por ejemplo aquellos que trabajan en una cochera.
Estos pacientes tienen síntomas de tipo neurológico en forma más atenuada, como cefalea recurrente. También suelen presentar somnolencia y dificultad para pensar.
Es por ello que en los ámbitos donde puede haber exceso de emanaciones de monóxido de carbono, se debe controlar periódicamente el aire, para cuidar al trabajador.
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